miércoles, 21 de julio de 2010
2 en 1
Accidentalmente bebió su sangre y entonces, él empezó a formar parte de ella. Se habían unido de por vida. Jamás se separaban. Lo intentaban. Iban y volvían por caminos separados. Pero unidos. Su sangre era una y por más que se empeñasen era un hecho que no podían cambiar. Ella solía cortar sus brazos para que la sangre brotase, y quizás, con un poco de suerte, saliesen esas malditas gotas que jamás debieron entrar en su cuerpo. Nunca salían. Se instalaron en lo más hondo de su corazón y se habían aferrado tan fuerte a él que ya no había nada que pudiese separarlas, separarlos. Desunirlos.
Etiquetas:
anton lavey,
blood,
church of satan,
faith,
love,
self-destruction
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
true blood o twilight? Me ha recordado a la serie de televisión y la infame colección vampírica.
ResponderEliminarHAHAHAH es una extraña historia que un día te contaré! pero con gente de carne y huesos ..(y hasta aqui puedo leer), los vampiros, por desgracia, ya no molan xD
ResponderEliminarla foto es Anton Lavey, me he olvidado de poner la etiquetaaaaa
ResponderEliminar