Solía refugiarse en sus temores. Le provocaban una suerte de placer más allá de la felicidad. Y podría resultar incomprensible. Que le gustase el dolor. Que su masoquismo fuese bastante más allá de lo físico. Que no pudiese vivir sin esa punzada en el corazón. Sin esa contención constante. El sufrimiento y el dolor eran a ella lo que el goce y el disfrute a aquellos tontos aburridos.
viernes, 6 de agosto de 2010
Masoquismo emocional
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una palmadita en el culete?
ResponderEliminaralways
ResponderEliminarya te digo
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