lunes, 21 de marzo de 2011

La decadencia me inspira o el comienzo de todo (2007)

Una luz de neón a medio gastar, debajo, un travestí recauchutado envuelto en un abrigo de pieles falsas y enjoyado con la más alta bisutería.

Hoy se siente bien. Hoy va a cantar bingo.

Empieza a beber su primer gin-tonic sin importar que sean las 10 de la mañana, sin importar los murmuros de su alrededor pues ya se acostumbró al llegar a la ciudad; descubriendo las dos caras de la moneda, descubriendo el falso frenesí de los ochenta, descubriendo la libertad y el libertinaje, descubriendo la marginación y la intolerancia.

Ella se ha hecho dura. Ella es una mujer de bandera.

A su lado un play-boy venido a menos, la mira con ojos de deseo y mientras le mira las tetas recuerda tiempos mejores, cuando aún las palpaba sin aporte monetario.

Él sigue llevando pantalones de campana. Él se arrepiente de su vida.

Pensaba que siempre iba a ser atractivo, era su único sustento, sin estudios y sin dinero cada día se desplazaba con su chulería del extrarradio a los barrios bien estantes para cazar a alguna millonaria mal follada en busca de cariño.

Y mientras tanto observo la sala, como si de un cuadro se tratase, imagino sus vidas, que son más reales que las que les tocó vivir, apasionada con sus historias me sumerjo en la siguiente.

Un gitano de pies a cabeza, con sombrero incluido, no tiene más de veinticinco años y ya se está dejando la vida, la pasta y la dignidad en una ruleta trucada, cantando y soltando gilipolleces por su boca intenta impresionar a la gitana de turno, que no tiene más de quince años.

Necesita casarse o ninguno la querrá. Quiere seguir la tradición de la familia.

Me estremezco, y me doy cuenta que la decadencia tiene su punto bello, su punto sublime y es por eso mismo dura y amarga. Es ley de vida.


1 comentario:

  1. anda de gitanos ,mi raza preferida ,y esto es almodovar total ,claro como te encanta

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